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La Torre de Belém es un monumento importante de la ciudad de Lisboa. Declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983, sin duda se trata de un símbolo de identidad nacional de la ciudad capital.
Está ubicado en el río Tajo, en la desembocadura, justo en el barrio de Santa María de Belém, en el suroeste de Lisboa. Desde donde representa uno de los íconos de mayor importancia del país y maneja gran flujo de visitantes anualmente.
Su construcción inició en el año 1516 durante el reinado de Manuel I de Portugal. Obra dirigida por Francisco de Arruda y Diogo de Boitaca, quienes eran ya personas con experiencia en construcciones defensivas. La Torre de Belém fue culminada en 1520.
Su objetivo era el servir de fortaleza y a su vez de puerto. Desde aquí partieron los exploradores portugueses a establecer el primer contacto comercial con China e India.
Ya luego que dejó de funcionar como fortaleza defensora ante los invasores, cumplió múltiples roles. Tal fueron los casos de centro de recaudación de impuestos para ingresar a la ciudad, como prisión y también de faro.
La Torre de Belém da fin a las tradiciones y estructuras medievales. Recibe influencias importantes del estilo islam y oriental, cosa que caracteriza al estilo manuelino.
Su exterior está conformado por torres de vigilancia que poseen una forma mozárabe. Así como las almenas que decoran cada esquina del lugar, y muy importante, la cruz de la Orden de Cristo.
Un detalle que llama mucho la atención son los elementos naturalistas. Hace énfasis a un rinoceronte ubicado en la fachada al oeste de la Torre de Belém. Se trata del primer animal de este tipo en llegar a Portugal trasladado desde la India en 1513. Fue un regalo del gobernador de la India portuguesa al Rey Manuel I, y fue el primer rinoceronte en pisar tierras europeas en más de mil años. Causó furor en la época.
Su interior se caracteriza por una construcción gótica. Es una torre cuadrangular conformada por cinco plantas conectadas por una diminuta escalera de caracol, y posee un baluarte que le caracteriza.
Desde esta última se pueden obtener hermosas vistas del río Tajo, la capilla de San Jerónimo y el Monasterio de los Jerónimos.
Lo primero que encontrarás en la planta baja son las 16 ventanas con cañones defensivos. Así como se puede observar los fosos por donde lanzaban a los prisioneros.
La Torre de Belém es el lugar que no se puede dejar de visitar mientras se pasa por Lisboa. Sin duda es un sitio que debe permanecer entre los primeros puestos de tu lista de cosas por ver y hacer en Lisboa. Una vez entras a la torre, retrocederás unos 500 años en el tiempo.
Las opciones de transporte público a utilizar son el:
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