El más pintoresco barrio de Granada y el arrabal más castizo y folclórico de los gitanos granadinos asentados, fundamentalmente, en sus tradicionales cuevas, es un lugar con personalidad propia cargado de pasiones y misterios que durante siglos ha caracterizado a uno de los pueblos con más identidad racial conocida.
Para conocer sus orígenes debemos remontarnos al siglo XVI, cuando la población judía y musulmana fue expulsada de sus hogares asentándose en este barrio junto con los gitanos de costumbres nómadas que le atribuyeron como primer nombre el de “Valparaíso”.
Una característica fundamental de este tradicional barrio son la multitud de leyendas que proliferan acerca de él. Tal vez, la más popular sea la del “Barranco de los Negros”. Y es que se dice que tras la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos, muchos nobles árabes tuvieron que abandonar sus hogares hacia tierras africanas con la esperanza de regresar en un futuro, pero temerosos de que durante el camino hacia su exilio les robaran todas sus lujosas pertenencias, escondieron su fortuna bajo las tierras que una vez poblaron. Al mismo tiempo, los esclavos de estos nobles, muchos de ellos de raza negra, ya liberados y abandonados en la península por sus señores y conocedores de esas fortunas, decidieron volver al monte en busca de ellas. Y mientras trabajaban duro para desenterrar esos tesoros, los cuales nunca se encontraron, cavaban agujeros en la montaña para poder refugiarse y sobrevivir. Y así nacieron las cuevas del Sacromonte, hogares que en sus orígenes tuvieron pobladores negros. De ahí el nombre del Barranco.
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