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El grandioso palacio donde tiene su sede el Parlamento alemán se terminó hacia 1894. Se trata de dos edificios de estilo neoclásico unidos por un túnel con una impresionante cúpula en la parte superior.
En febrero de 1933, con el alzamiento de los nazis, se produjo un incendio del que aun hoy se desconocen los autores (en aquel tiempo la culpa recayó sobre los comunistas). Tras el incendio el palacio no solo no fue restaurado sino que fue objeto de duros bombardeos durante la segunda guerra mundial.
Hasta los años sesenta no comenzaron los trabajos de remodelación que terminaron dejando al descubierto la cúpula. Sobre 1995 se encargó al arquitecto inglés Sir Norman Foster la reconstrucción de la cúpula, optando éste por una superficie toda de cristal de aspecto modernísimo en contraposición con el clasicismo del resto del edificio, el impacto visual es único ya que no hay otro en el mundo con este contraste tan brutal y tan bonito a la vez.
El hecho de que sea de cristal simboliza la transparencia en las deliberaciones políticas, y realmente cuando subes a la cúpula estás viendo a los políticos alemanes en sus sesiones parlamentarias habituales.
Una vez dentro se sube en ascensor a un mirador y de ahí a la cúpula a la que se accede por una rampa que en principio parece muy dura pero después no lo es, porque tiene muy poca pendiente y ya verás que no es nada cansada. Desde el último piso de la cúpula disfrutarás de unas vistas espectaculares de Berlín y alrededores, lugar recomendado para las fotos.
La zona que rodea el Parlamento se compone de grandes explanadas con zonas ajardinadas y enormes edificios modernos, junto a la ribera del Spree.
Todas las horas del día tienen su encanto, pero las vistas en los atardeceres de verano son especialmente hermosas.
Enamorado de los viajes y fotógrafo aficionado. Mi pasión es viajar, pero siempre acompañado de mi cámara. Como unión de estas dos cosas nació Viajeros por el Mundo!
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