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El Palacio Imperial de Tokio o Kokyo, es la residencia oficial de la familia imperial japonesa desde hace 150 años. Es uno de los puntos más importantes no solo de la ciudad, sino del país entero. Es considerado un sitio de relevancia tanto cultural como histórica. Su existencia marca el punto de transición más importante para los japoneses y su forma de gobierno.
El Palacio Imperial se encuentra situado en el mismo lugar donde antes estaba el Castillo Edo. Solía ser la residencia del shogun Tokugawa, quien gobernó Japón desde 1603 hasta 1867. En 1868 el shogunato desapareció, es así como la capital y la residencia imperial fue trasladada de Kioto a Tokio. Los muros y terrenos del antiguo castillo fueron utilizados para construir el Palacio Imperial, completando su construcción en 1888.
En la Segunda Guerra Mundial, el Palacio fue destruido por bombardeos y reconstruido en 1968 imitando la arquitectura original. Sin embargo, aún se conserva, inicialmente, una torre del castillo, la cual fue destruida en 1657 por un incendio. La decisión de no reconstruirla, es dejar una huella visible del Palacio Imperial de Tokio al pasar los años.
Antes de la Restauración Meiji, el lugar solía llamarse Kokyo, y era un castillo-palacio. Una vez trasladada la capital a Tokio, el emperador y su familia decidieron alojarse permanentemente allí. Durante los 20 años que duró la construcción, el Emperador Meiji vivió en el Castillo Edo hasta que pudo habitarse.
El Palacio, ubicado dentro de un parque, está rodeado por muros de piedra y un gran foso de agua. Lo más impresionante, en pleno centro de Tokio, evidenciándose el contraste de la época antigua y moderna.
Frente al Palacio Imperial de Tokio se encuentra una plaza, llamada Kokyo Gaien, que da vista a dos enormes puentes. Para acceder al Palacio hay que atravesar los llamados Nijubashi, que marcan la entrada al interior del lugar.
Al ser una residencia, el complejo está cerrado al público, sólo se permiten las visitas a los Jardines Orientales. Es la única zona de todo el Palacio que ha estado disponible para los visitantes desde siempre. Este espacio está rodeado de variedad de plantas y árboles orientales, creando un hermoso y típico paisaje japonés.
En sus inicios, salvo los Jardines Orientales, todas las áreas del Palacio Imperial de Tokio estaban cerradas al público.
Coincidir con las apariciones públicas de la Familia Imperial, solamente se conseguía el 2 de enero y 23 de diciembre. En esas fechas podías entrar al recinto y ver públicamente a sus integrantes quienes suelen saludar desde el balcón. El 2 de enero, en el Hatsumode y el 23 de diciembre, durante el cumpleaños del Emperador.
Las visitas eran entonces, muy reducidas y controladas, además en japonés.
Actualmente, es posible visitar el Palacio Imperial de Tokio prácticamente cualquier día.
Fuera de las principales fechas que el Palacio Imperial está abierto al público se puede recorrer mediante visitas guiadas. Sin embargo, los visitantes acceden a algunas áreas en el interior, no a todas.
Las visitas guiadas se realizan durante todo el año. Es importante saber que incluye guías en japonés y otros idiomas, un folleto en inglés y audioguía.
Es muy accesible llegar, pues la estación del metro está relativamente cerca del Palacio Imperial.
Tren: línea JR Higasahi-Nihon (estación Yurakuko)
Metro de Tokio: línea Chiyoda (estación Nijubashi) y línea Mita (estación Otemachi)
Todas las estaciones se encuentran a unos 10 minutos del Palacio Imperial de Tokio.
Dirección: Otemachi, Chiyoda-ku.
A pesar de que la entrada es gratuita, para disfrutar del paseo se debe reservar a través del sitio web (https://sankan.kunaicho.go.jp/english/index.html). Es mejor que lo hagas con antelación, pues las entradas suelen acabarse pronto.
La reservación de la entrada se debe realizar con cuidado. Este es un proceso muy serio que no permite cambios de fecha u horario.
Si no te registraste, cada día se permite la entrada a una cantidad de personas extras. Para conseguir este pase, es necesario presentarse en la entrada a las 09:30 am y registrarte. Si llegas demasiado tarde, es probable que no consigas entradas para el paseo.
Es importante que llegues con antelación al lugar, pues las señalizaciones están en japonés casi en su totalidad. Por lo tanto, suele hacerse fácil perderse en el camino y retrasar la hora de llegada.
La mejor época para visitar el Palacio Imperial de Tokio es en primavera o verano, cuando la vegetación florece. Te dejará sorprendido la colorida variedad de plantas del lugar.
Enamorado de los viajes y fotógrafo aficionado. Mi pasión es viajar, pero siempre acompañado de mi cámara. Como unión de estas dos cosas nació Viajeros por el Mundo!
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