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El Museo de Historia Natural londinense es uno de los tres museos que se hallan situados en la conocida calle Exhibition Road, en Kensington. Los otros dos son el Museo de la Ciencia y el Victoria and Albert Museum.
El Natural History Museum tiene una colección amplia, con más de 70 millones de objetos y restos de especies en colección, derivados de varios campos de la historia natural. Sus instalaciones se dividen en cinco áreas: botánica, entomología, mineralogía, paleontología y zoología.
Este museo de Londres está considerado una referencia a nivel mundial, en lo que se refiere a las actividades de investigación, conservación y taxonomía. Sus colecciones tienen un elevado valor histórico y también científico. Un ejemplo de ello es el de los especímenes que Darwin reunió para sus estudios.
El Museo de Historia Natural de la capital londinense se construyó entre 1873 y 1880, para exhibir una colección de esqueletos, plantas y fósiles del Museo Británico, que no paraba de crecer.
En 1963 el Museo de Historia Natural se separa definitivamente del Museo Británico. En el año 1986 absorbió las colecciones del Museo geológico, y desde entonces adquirió el nombre de The Natural History Museum.
La colección más famosa es la de dinosaurios. La entrada al salón central muestra diferentes esqueletos, como es el caso de un Diplodocus de gran tamaño. También la biblioteca es un lugar muy interesante, por su cantidad de libros, diarios, manuscritos y colecciones ilustradas relacionadas con el trabajo y la investigación de los departamentos científicos. La visita a la biblioteca debe ser concertada.
Una ballena azul gigante destaca en la sala dedicada a los animales mamíferos, en la planta baja. Otra pieza muy interesante de la segunda planta es el tronco partido de una secuoya, de un tamaño desproporcionado. Es otra de las piezas estrella del museo.
El edificio del museo es victoriano, típico del siglo XIX, con una estructura de acero y de hierro, con toda la fachada llena de animales esculpidos. Desde la segunda parte puede verse una panorámica completa del edificio en su parte interior.
Además de un gran globo terráqueo, al que se puede acceder por una escalera, en la zona llamada “roja” hay un simulador de movimientos sísmicos, en forma de pequeño supermercado. En ese espacio el visitante puede sentir al suelo vibrando sobre sus pies, a la vez que los estantes, llenos de productos, bailan, literalmente, al son que marca el movimiento de la tierra
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