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El Museo Británico es uno de los museos más famosos del mundo, no sólo por ser uno de los más antiguos, sino por albergar la colección de antigüedades de mayor envergadura.
Con más de cinco millones de visitantes anuales, es el tercer museo que más visitas recibe del mundo, detrás del Louvre de París y del Museo Metropolitan de Nueva York.
El museo abrió sus puertas el 15 de enero de 1759. Sus inicios van ligados al coleccionista Hans Sloane, ya que su deseo era que su colección personal perdurase después de su fallecimiento. En la colección se podían encontrar 40.000 libros y antigüedades de diferentes procedencias.
En un principio estuvo ubicado en la Casa Montagu, pero debido al gran crecimiento de las colecciones, las compras que iba haciendo el museo y las diferentes donaciones tuvo que cambiar de lugar.
En el año 1782 la colección de piezas griegas y romanas se vio aumentada considerablemente y en 1801 el museo adquirió una gran cantidad de antigüedades egipcias, entre ellas la Piedra Rosetta.
En 1823 el rey Jorge IV donó toda la biblioteca de su padre al completo, por lo que el espacio se vio reducido.
En 1852 terminaron las obras del nuevo edificio, el cual se mantiene actualmente.
El Museo Británico tiene ordenados sus objetos por lugar de procedencia. Más de siete millones son los que podemos ver por todas sus salas.
Para poder verlo bien se necesita bastante tiempo, aunque para ver lo más importante con una mañana basta.
Las colecciones más interesantes son las del Antiguo Egipto y la Antigua Grecia, aunque también podemos encontrar objetos de todas las épocas y continentes.
Siempre fui la amiga que llevaba una cámara a cuestas, por lo que acabé convirtiendo en una de mis profesiones. Apasionada de los viajes y la comunicación, siempre pensando el próximo destino
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