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En el departamento de Aude, al sur de Francia, la Muralla de Carcasona encierra una ciudad llena de cultura, arte e historia. Una de las fortalezas más antiguas del universo se abre paso a orillas del río y asombra con su imponencia a miles de turistas.
A fines del siglo IV A.C. se construyó la Muralla de Carcasona con el fin de proteger a la colonia Iulia Carcaso. En sus orígenes se trataba de dos murallas de 1.200 metros aproximadamente y un castillo también rodeado de fortificaciones. Entre las 52 torres que la circundan alcanzan una longitud de 3 km.
Al mejor estilo romano tardío se combinaron ladrillo y piedra en formas de herraduras. Sus puertas tomaron la misma importancia estratégica para la defensa contra los posibles invasores de la época. La arquitectura militar deja plasmada para las generaciones venideras su impronta más firme.
Con el afán de progreso de la colonia los romanos aumentaron la seguridad de la Muralla de Carcasona. La cima se vio totalmente fortificada y asegurada en sus alturas. Carcaso era ahora el centro administrativo y necesitaba de la mayor seguridad posible. A pesar de ello, algunos siglos después los visigodos consiguieron su objetivo: invadir Carcasona.
Los sucesores por invasión o tradición continuaron el trabajo de fortificación con importantes trabajos de ampliación y reestructuración. Así pasan por estas murallas visigodos, la familia Trencavel, los francos: todos aportaron a magnificar su grandeza. Sin embargo, en la época de Luis IX de Francia, la ciudad amurallada cae en el abandono y en el olvido.
Será recién en el siglo XIX que se imponga su restauración a manos de Viollet-Le-Ducy recobre su vida, su historia y esencia. El nuevo objetivo de la Muralla de Carcasona es la defensa del patrimonio histórico, de la cultura y de todo los que significa esta fortaleza para Francia y el Mundo.
A través de toda su historia y de la labor arquitectónica de sus habitantes la Muralla se convirtió es un estandarte defensivo y cultural. Uno de los mayores atractivos turísticos que engloba una ciudad medieval en un mundo futurista. Lo primero que puedes detectar es la imponencia de sus altas estructuras que miran al cielo y controlan el frente.
La gran Muralla de Carcasona consta de una muralla interna y otra externa, con una superficie en su intermedio llamada liza. Por ellas puedes transitar y admirar cada rincón, cada recuerdo y cada espíritu que quedó plasmado en las paredes de ambos lados.
Una representación de la arquitectura galo-romana que se extiende 1.070 metros con una altura en algunos sectores supera los 13 metros. La característica fundamental es su paramento de piedra, sus terminaciones en punta y las ventanas de arco. Paredes cuyo grosor oscila entre los dos y tres metros, un fuerte verdaderamente fuerte.
En el siglo XVIII nace la segunda muralla, la que da al exterior y se diferencia por sus piedras de almohadilla. Ahora la defensa era doble, si los invasores traspasaban la primera línea la resistencia continuaba desde la siguiente muralla. De altura más baja que su muralla hermana utilizó también la geografía del lugar para aumentar la seguridad.
Con el recorrido de la Muralla de Carcasona te encuentras con las puertas de acceso a Ciudadela. Cada una con sus características específicas que dan cuenta de una época, de un objetivo y de una cultura entera. Asimismo, te abres paso a una ciudad de antaño que te llevan directamente a las películas de época o los juegos de moda.
Enamorado de los viajes y fotógrafo aficionado. Mi pasión es viajar, pero siempre acompañado de mi cámara. Como unión de estas dos cosas nació Viajeros por el Mundo!
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