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El Monasterio de Pon Lin es el mayor centro budistas en Hong Kong en la parte más alta de la Isla de Lantau. También conocido como ‘Loto Precioso’ tiene más de un siglo de historia y mucho para ver.
Tres monjes que visitaban la zona, provenientes de la provincia de Jiangsu, fundaron el Monasterio de Po Lin en el año 1.906. Sin embargo, en sus comienzos se conocía como la Gran Choza. El nombre con el que se conoce en la actualidad fue adquirido en el año 1.924 y significa Loto Precioso.
Tres monjas que se ordenaron en este centro budista establecieron en el año 1.918 un convento privado dedicado a Guanyn. Alrededor del 1.950 residían alrededor de 20 monjas y jushi, pero en la actualidad solo queda una anciana abadesa. Cientos de turistas se acercan cada día a visitar el monasterio, deleitarse con decoración y elementos budistas además de encontrar un lugar de meditación.
En el interior del templo se simboliza el pasado, el presente y el futuro con tres budas de diferentes tamaños. Este reconocido ‘mundo budista del sur’ es un verdadero complejo monástico con varios edificios:
A través de un pequeño camino de 120 se puede llegar hasta el pie del Buda Tian Tian, uno de los mayores atractivos en la superficie del Monasterio de Po Lin. Asimismo, es un hábito que los turistas escuchen el sonido de las campanas cada 7 minutos. Según la leyenda que transmiten los lugareños la campana suena 108 veces al día con el afán de sanar 108 afecciones.
Es un placer poder ver a los monjes en su actividad, aunque no siempre es posible. Se aconseja recorrer cada sector de este complejo budista, el más importante de Hong Kong. Puedes orar en las diferentes capillas, conocer más en profundidad las costumbres, comer los más exquisitos platos chinos y admirar las decoraciones típicas de los seguidores de Buda.
El Monasterio se encuentra en la Isla de Lantau, la más grande de Hong Kong. Se puede llegar hasta el lugar en autobús con la línea 23. A decir verdad, el transporte más popular es el teleférico desde Tung Chung. Durante 25 minutos que transcurren en el Teleférico Ngong Ping 360 se puede disfrutar de las mejores vistas panorámicas de toda la zona.
En el Monasterio no se permite el consumo de alcohol ni de carne.
Un día diferente para compartir en soledad o compañía de los seres queridos. Una experiencia muy recomendada para escapar por un momento de la vorágine de la ciudad y conectar con lo más profundo del ser y de la naturaleza.
Enamorado de los viajes y fotógrafo aficionado. Mi pasión es viajar, pero siempre acompañado de mi cámara. Como unión de estas dos cosas nació Viajeros por el Mundo!
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