Situado sobre el margen derecho del río Guadalquivir el molino de la Albolafia es una edificación tan característica de Córdoba que su noria forma parte del escudo de la ciudad.
Creado como molino harinero su origen data de la época romana, sobre el siglo XVIII o XIX, aunque su uso se alargó varios siglos. En el inicio del periodo musulmán se introdujeron multitud de innovaciones hidráulicas que mejoraron notablemente la agricultura, entre otros ámbitos, gracias a la creación de acequias que conducían el agua hasta las zonas más secas. Muestra de ello fue la instalación de una noria en el molino harinero que ya existía en las orillas del Guadalquivir. Esta noria elevaría el agua desde el río para llevarla al Palacio de los Emires.
La noria se mantuvo en funcionamiento a pesar de las reformas sufridas en el siglo XII, hasta que, en 1492, la reina Isabel la Católica mandó desmontarla debido al ruido que hacía al girar. Alojada en el Alcázar de los Reyes Cristiano afirmaba que el chirrido le impedía conciliar el sueño.
En 1965, cuando el Molino pasó a manos del Ayuntamiento, se llevó a cabo una limpieza de la zona de los Sotos de la Albolafia y la restauración del Molino que se encontraba en un pésimo estado de abandono. Félix Hernández fue el encargado de recrear el aspecto original de la noria. Algunos años después, en 1994, se realizó la última obra que nos muestra la estampa tal y como la vemos ahora.
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