Una de las muchas callejas que encierran el encanto de Córdoba, la Calleja del Pañuelo es particularmente conocida por su estrechez.
En el pleno corazón de la judería, y a unos metros de la Mezquita-Catedral, se encuentra la Calleja del Pañuelo. Cada vez más conocida y visitada, esta calleja destaca por la escasa anchura que posee en algunos de sus puntos. Sobre el origen de su nombre se oyen varias historias. En primer lugar, se dice que el nombre de la calle se debe a que tiene la anchura justa que un pañuelo masculino posee cuando sostienes sus picos opuestos diagonalmente. Otros relatos cuentan que, en la misma calleja, existía un comerciante de telas de seda de gran calidad. Los visitantes, impresionados por su belleza y finura, sólo podían hacerse con un pequeño pañuelo, debido a su alto coste.
De lo que no hay duda es del interés que despierta una calleja como esta. Con un trazado irregular, su anchura se reduce especialmente a mitad del recorrido y la convierte en la más estrecha de la ciudad. Al final de esta calle sin salida, encontramos un antiguo patio de vecinos típico de la ciudad de Córdoba.
Esta plazuela, también de dimensiones reducidas, está diseñada así para combatir las altas temperaturas de la ciudad. Rodeada de muros altos encalados, allí se da cobijo a un par de naranjos y su sombra y una pequeña fuente que pone la banda sonora a dicho enclave. Todos los elementos conforman la mejor combinación para que cuando entres en esta plaza notes un ambiente más fresco que en el exterior.
La Calleja del Pañuelo es otro de los rincones con encanto de Córdoba que no dejarán indiferente a nadie.
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