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La Iglesia de San Carlos se puede considerar como la más linda de la ciudad de Viena. Es un increíble edificio religioso con estilo barroco que indudablemente identifica a la capital de Austria.
Se encuentra ubicada en un punto céntrico, específicamente en Kreuzherrengasse, al sur de Karlsplatz. Al frente están unos estanques de agua donde se ve reflejada su gran fachada, haciendo de la escena visual un poco más impactante.
En 1713, Viena se vio envuelta en una gran polémica de salud al ser azotada por una pandemia de peste. Este evento cobró la vida de miles de personas que comprometieron la estabilidad de la ciudad. Es por esto que el emperador Carlos VI realizó la promesa de erigir un templo apenas se acabara dicha enfermedad.
Obra que fue dedicada a San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, protagonista en la epidemia de la peste en 1576. Tras haberse comunicado el fin de dicha enfermedad, no se podía pasar por alto tal compromiso. Es por eso que, inmediatamente se procedió a buscar el ganador de un diseño digno para tal magnitud.
El ganador adjudicado a tal compromiso fue Johann Bernhard Fischer von Erlach, que, a su vez, iba a ser la última obra del arquitecto. La construcción inició en 1716, y fue en 1723 el fallecimiento de este célebre arquitecto, pero es su hijo quien da por culminada su idea. Se inaugura en 1737, es decir, que fueron 21 años de constante construcción hasta que finalmente se completó la Iglesia de San Carlos.
Es una imponente edificación que te dejará boquiabierto. Tiene muchos detalles que admirar desde su fachada hasta el interior. Incontables situaciones para ver en cada m² por el que vas caminando. Posee 80m de altura y 60m de ancho. A pesar de estar inspirado en un estilo barroco, también posee influencias griegas, barroco oriental y romano.
A primera vista podrás notar la gigantesca cúpula que domina el diseño arquitectónico. Le siguen las dos columnas, una a cada a lado, que tienen un diseño temático. Están esculpidas en relieve y con bocetos en espiral demostrando escenas de la vida del San Carlos. La columna izquierda representa la constancia, la columna derecha representa el valor.
En toda la fachada se describen los sufrimientos de la ciudad durante la peste en 1713. Y las escaleras para subir hasta la puerta principal está rodeada por ángeles que representan el antiguo y nuevo testamento.
En su interior, la iglesia asombra con sus ricos detalles y cuidadosa decoración. Además de las columnas y todo el mármol que cubre gran parte del templo, la cúpula vuelve a ser protagonista del área.
Es imposible no mirar al techo y deleitarse con el maravilloso fresco que decora la misma. Johannes Michael Rottmayr fue el pintor encargado de dar a conocer al santo a quien está consagrado el templo bajo una apoteósica escena. Es conocido como “La apoteosis de San Carlos Borromeo”. Restaurado recientemente, por lo que hace más vívido el momento con los colores bien definidos.
El altar mayor posee un yeso de San Carlos sobre una nube ascendiendo a los cielos. Y los pabellones laterales cuentan con un diseño chino bastante peculiar; sus altares están complementados con frescos hermosos que armonizan el área.
La iglesia cuenta con el Museo Borromeo, es un recorrido que puedes tomar si te gusta la historia y contemplar el arte. Aquí también hay reliquias y vestimenta, así como objetos relacionados a la religión.
Ubicada en Karlsplatz, la estación Karlsplatz es la más cercana.
Enamorado de los viajes y fotógrafo aficionado. Mi pasión es viajar, pero siempre acompañado de mi cámara. Como unión de estas dos cosas nació Viajeros por el Mundo!
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