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Las Cuevas de Batu constituyen el santuario hindú más famoso fuera de la India. A pocos minutos al norte de Kuala Lumpur se ubica el atractivo más recomendados para turistas en Malasia.
Las cuevas existen desde hace millones de años y eran utilizadas para conseguir el abono de cultivo que provenía de los murciélagos, además de refugio. El nombre deriva del río homónimo y fue en el siglo XIX cuando se convirtió en santuario hindú.
Un comerciante chino, Pillai, fue quien promovió las Cuevas de Batu como un lugar para rendir culto a Murugan. Así fue como se construyó el Templo de la Cueva y en el año 1.892 se convirtió en el punto clave del el festival Thaipusam. En esta fecha llegan devotos de todo el mundo.
Los escalones que llevan al primer templo eran originariamente de madera. Luego fueron reemplazados por hormigón para garantizar mayor seguridad a los visitantes. Hace un tiempo, estos fueron pintados con diversos y fuertes colores. Una decisión que generó controversias entre los peregrinos.
Todo el entorno es una belleza digna de admiración. Los 272 escalones coloreados se han vuelto en protagonista de las fotos de todos los que llegan al lugar. Pero, en verdad es solo el principio de una serie de imágenes increíbles. Desde lo alto, accedemos a panorámicas de la zona e incluso se puede ver el puente de las Torres Petronas.
Encontramos diferentes templos con santuarios hindúes bajo sus techos. Quizá el más famoso es el Templo de la Cueva con la imagen de Murugam como custodia. Además, otras cuevas son abiertas al público y exponen sus propios encantos.
A la izquierda, la Cueva Oscura, a la cual se ingresa solo por grupos y turnos determinados. Un trayecto de dos kilómetros con animales en peligro de extinción. Su recorrido lleva alrededor de 45 minutos y requiere de algún esfuerzo físico.
Del otro lado de los puentes encontramos la Cueva de Ramayana y toda su historia relatada en pinturas y esculturas. Una verdadera galería de arte nos sorprende entre piedras calizas, árboles y monos.
La fauna es una de las curiosidades del lugar. Los monos cola larga circulan por el sitio con total libertad. Si bien, son un espectáculo que nos puede parecer simpático, es necesario estar atentos a sus reacciones. Se alimentan de los turistas y su percepción por recibir comidas los hace actuar de manera agresiva en ocasiones.
Además de lo interesante de la ambientación, flora y elementos que conforman las cuevas, no debemos olvidar que es el mayor Templo hindú en Malasia. Es la posibilidad de acercarnos a estas creencias, cultura con los creyentes que rinden honores en el lugar.
Una de las alternativas prácticas para los fines de semana es el tren. Tiene salida cada 15 minutos desde Kuala Lumpur.
La otra opción es el Metro, línea 2 con partida en estación de KL Sentral. Tiene varias paradas intermedias así que debes estar atento para no descender en otro lugar.
También el autobús nº 11 desde la terminal de buses Puduraya o el 11D desde el mercado central te llevan hasta la zona. Sin embargo, no tienen parada frente a las cuevas por lo que tienes que dar aviso.
Las Cuevas de Batu son una visita de las que no te arrepientes nunca. Aventura, naturaleza, religión, cultura, colores y una mística que te atrapa desde el inicio. En la zona hay varios bares y restaurantes para que completes tu paseo con una rica comida.
Enamorado de los viajes y fotógrafo aficionado. Mi pasión es viajar, pero siempre acompañado de mi cámara. Como unión de estas dos cosas nació Viajeros por el Mundo!
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