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También conocida como la ‘ciudad fortificada’, Ciudadela fue declarada Patrimonio de la Humanidad y se ha convertido en uno de los principales puntos turísticos de Francia
Siglos de historia, arquitectura y culturas constituyen a Ciudadela de Carcasona, ubicada en el sur de Francia. Una pequeña población con fuerte presencia medieval se esconde detrás de la gran muralla de tres metros que la rodea. Basta con ingresar por su puerta principal para que la grandilocuencia de los monumentos, sus calles estrechas y cada detalle alrededor, te transporte al pasado.
Puedes recorrer Ciudadela en cualquier horario de forma gratuita. Mi consejo es pasear por sus murallas, observar sus construcciones en diferentes horarios. Los diferentes tintes del día te regalan las mejores imágenes de la Citè, un recorrido de película que no olvidarás.
Tal como en una historia ficticia puedes ingresar a Ciudadela por cuatro puertas principales diferentes:
Solo es posible el acceso de a pie y cada calle estrecha, cada rincón y las lizas entre las dos murallas de 3 km de longitud que la circundan son dignas de caminar. La primera sensación será de asombro ante las imponentes torres que amurallan y demuestran el fuerte arte militar del lugar.
En este paseo no existen construcción que pase desapercibida ni movimiento cultural que no esté representado. El Castillo Condal de Carcasona resurge imponente con su estilo defensivo construido en dos cuerpos que forman una L. Su acceso solo es posible por un puente que posee una parte fija y otra levadiza. Las torres, las ventanas, las puertas, la comunicación entre sus pisos son un claro reflejo del período histórico de su construcción y remodelación.
Se hace difícil resumir su historia en algunos párrafos, pues ha sido protagonista de diversas culturas, enfrentamientos, invasiones y regímenes de todo tipo. Lo impresionante es cómo cada una de estas etapas ha dejado su huella en la colonia con verdadero despliegue arquitectónico y artístico.
Se pueden admirar algunos lienzos en sus murallas que dan cuenta de la existencia del lugar desde la Época de Hierro. A partir de allí fue el centro de deseo de diversos gobiernos debido a su situación estratégica para las relaciones comerciales y las vías de comunicación. Los romanos la tomaron y convirtieron en una de las colonias bajo el control de su Senado y fueron responsables del fuerte auge comercial.
Durante el proceso histórico conocido como invasiones bárbaras, sus habitantes continuaron con la construcción de nuevas fortificaciones. El objetivo era tener un centro de defensa imposible de combatir, pero en el siglo V los visigodos lograron su ocupación y pasó a ser una verdadera fortaleza de frontera.
Así continuaron arribando siglo tras siglo los musulmanes, los francos, la inquisición y la época real. De la misma manera que sus habitantes se modificaban, crecía su arquitectura. Se construyeron las murallas, el puente elevadizo, la catedral y demás monumentos que diferencian a la colonia de cualquier otra del mundo.
Tuvo también su período de olvido cuando se dio el Tratado de los Pirineos y posteriormente solo funcionó como arsenal. Quiso el buen destino que en el siglo XIX se designara su restauración a Viollet-le-Duc. Una historia tan potente que se hace presente en cada calle, en cada rincón y en cada construcción del lugar.
Si bien es pequeña su arquitectura es compleja y atrapante desde cualquiera de sus ingresos. Se destacan como obras arquitectónicas, es decir, aquellas que no puedes dejar de ver:
El plato protagonista es lugar a dudas el cassoulet. Si te gusta los guisos, los lugareños te vislumbran con este preparado de pato confitado, alubias, chorizo y panceta. Otras opciones son las sopas de pescados, estofados de carne, caracoles salteados y demás comidas típicas de Francia.
Si llegas a Francia desde el sur no puedes perderte una visita gratis a Ciudadela de Carcasona, un ambiente medieval que ha sido la estrella de la industria del cine y de la historia.
Enamorado de los viajes y fotógrafo aficionado. Mi pasión es viajar, pero siempre acompañado de mi cámara. Como unión de estas dos cosas nació Viajeros por el Mundo!
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