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El Cementerio Greyfriars es el más visitado de Escocia. Se considera un plácido lugar para tumbarse y leer un libro o simplemente pasar una tarde soleada. Por supuesto, cuando el clima así lo permite, es decir, dos veces al año.
Se trata de un tranquilo camposanto que tiene aires de un hermoso jardín inglés. Esto hace olvidar por un momento el real lugar que es, o sea, un cementerio que, como todos, también guarda sombrías leyendas. Está situado en pleno centro de la ciudad, justo rodeando la capilla Greyfriars Kirk.
Fue en 1559 cuando los monjes franciscanos dejaron a un lado la construcción de este camposanto. Esto es debido a la Reforma Protestante que dio por terminadas todas las órdenes monásticas. Sin embargo, ya en el siglo XVI este lugar se convirtió en el primer sitio para sepultar en toda la ciudad.
Pero fue en el siglo XVII cuando existió el movimiento religioso los covenanters, bajo el seno presbiteriano. Tal iniciativa tuvo punto final en el año 1679 cuando 1200 integrantes del movimiento fueron apresados, encarcelados y torturados en el interior del cementerio de Greyfriars. Esto ocasionó una revolución de la cual, muchos de los fallecido durante este evento, fueron enterrados allí mismo.
Así mismo, entre sus momentos históricos, en el siglo XIX, la facultad de medicina necesitaba de muchos modelos anatómicos para la realización de sus estudios. Es por esto que la legislación escocesa autorizó el uso de los cuerpos de los niños huérfanos o abandonados como también de quienes habían fallecido en prisión o bajo condiciones de suicidio.
Pero hubo un punto tal que el auge y la necesidad de los modelados anatómicos era tanta que ocurrieron delitos y saqueos de las tumbas. Eran profanadas y exhumadas, para de esta manera venderlos y así, hacer negocios.
Una de sus tantas leyendas está relacionada con el poderoso abogado George Mackenzie, “el sangriento” (“bloody”). Fue enterrado en 1691, y desde entonces se dice que el fantasma de Mackenzie, si entras en contacto con él, te aparecen moretones y algunos cortes. Tanto así, que hay visitantes que dicen sentir experiencias extrañas con raras sensaciones en su estancia por el lugar.
Es importante recalcar y conocer que, luego de tantos eventos históricos de importancia y algunos dramatismos, el cementerio Greyfriars solo es turístico. Es decir que ya no se efectúan oficios fúnebres desde hace unos siglos atrás. Se mantiene abierto solo para relajarse y disfrutar del ambiente de tranquilidad que solo un cementerio puede ofrecer.
La lápida en honor al perro Bobby es una de las más visitadas en el Cementerio Greyfriars. Este cariñoso canino se hizo famoso entre los visitantes debido a mantenerse fiel al acompañamiento de su amo, aun después de haber fallecido. Bobby vivía en los pies de la tumba de su dueño, por lo que se ganó el título del perro más fiel del mundo.
Esto le dio renombre entre los visitantes, quienes acudían al cementerio y por supuesto que le llevaban comida al amistoso Bobby. Su lápida está a escasos metros de la entrada del lugar, y es costumbre dejar algún pequeño palo de madera en su recinto.
En la puerta del Cementerio Greyfriars se encuentra una estatua en su honor también. Es el perro Bobby sentado, alerta mientras observa a un lado, siempre vigilante. Se ha convertido en una de los rincones más fotografiados de Edimburgo.
Su dueño fue John Gray, quien en su momento fue policía de la ciudad y fue gracias la enfermedad de tuberculosis que le quitó la vida. Su tumba está escasos metros de la lápida simbólica de Bobby, quien decidió postrarse en sus alrededores hasta el momento de su muerte.
La tumba de Mackenzie está situado a escasos metros de la prisión que allí se encuentra. Su lápida también es visitada, aunque solo de paso, muchos dicen que no sienten buenas vibras mientras están ahí.
En un momento ocasionó tanto revuelo para los visitantes que se vio la necesidad de clausurar esta área del cementerio. Hubo muchos reclamos sobre turistas que aparecían marcados con mordeduras, arañazos y heridas. Sin embargo, actualmente, ya puede visitarse nuevamente, además de que es fácil de reconocer, pues se trata de una imponente tumba, también conocida como el Mausoleo Negro.
La prisión de los Covenants, es considerado como el primer campo de concentración de Europa. Es un pequeño espacio que está situado a los lados del cementerio. Su importancia data de que mantuvo personas encarceladas en este rincón del cementerio bajo condiciones infrahumanas.
Muchos fallecieron por las pésimas condiciones a las que se encontraban sometidos, así como muchos otros fueron fusilados. Varias personas han exclamado ver sombras y sentir presencias. Así como hay historias de hechos extraños ocurridos allí.
De hecho, tanto así que permanece cerrado y, si quieres acceder, debes firmar un consentimiento en el ayuntamiento. De esta manera, absuelves al mismo de responsabilidades ante cualquier desgracia que pueda ocurrir en tu visita, la cual es llevada a cabo bajo tu responsabilidad. Muchos prefieren conocerlo de paso y desde la puerta, como mucho, detallar unos minutos la edificación. Malas vibras se sienten.
Está situado en un punto céntrico de la ciudad, por lo que es muy fácil y accesible llegar desde cualquier punto de Edimburgo.
Enamorado de los viajes y fotógrafo aficionado. Mi pasión es viajar, pero siempre acompañado de mi cámara. Como unión de estas dos cosas nació Viajeros por el Mundo!
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