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Ámsterdam se caracteriza por sus canales, sus calles llenas de bicis, sus antiguos coffe shops y por sus características viviendas. Más de 2.500 casas flotantes están repartidas por los canales de la ciudad.
Las casas flotantes surgen tras la Segunda Guerra Mundial por la falta de viviendas tras la misma. Al modernizarse la flota holandesa muchos barcos y cargueros quedaron libres, por lo que empezaron a ser usados como casas. Sus primeros habitantes fueron los hippies.
Estas casas tienen precios menos elevados que las tradicionales pero también tienen mayores gastos de mantenimiento, ya que cada cierto tiempo los dueños tienen que llevar el barco al astillero para su revisión, que suele durar en torno a los cinco-siete días.
A todo esto hay que sumar un alquiler por estacionar el barco, un seguro algo más caro y unos impuestos especiales.
Si quieres ver cómo se distribuye el espacio y/o ver cómo se vive en una de estas casas flotantes existe el Housebat Museum, una casa flotante hecha museo que fue usado como vivienda hasta el año 1997.
Siempre fui la amiga que llevaba una cámara a cuestas, por lo que acabé convirtiendo en una de mis profesiones. Apasionada de los viajes y la comunicación, siempre pensando el próximo destino
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