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La Basílica de San Pedro es el edificio religioso más importante del catolicismo. En ella el Papa celebra las liturgias más importantes.
El ‘ager Vaticanus‘ tuvo un carácter sagrado ya en tiempos de los etruscos. Esta zona marginal de la antigua Roma, fue bonificada en el siglo I y pasó a ser propiedad imperial. Calígula construyó un circo privado en esta zona, completado por Nerón, lugar en donde san Pedro sufrió el martirio. Hacia el 320 Constantino fundó la primera basílica sobre la tumba del apóstol.
Los impresionantes trabajos para allanar la colina vaticana sepultaron la necrópolis pagano-cristiana. La primitiva basílica de San Pedro fue completada por Constante en el 349. El templo pasó a ser un importante centro espiritual. Fue el lugar de la memoria del primer pontífice y símbolo de la legitimación de la fe cristiana por parte del poder imperial.
A partir de Carlo Magno al significado religioso se le añadió un significado político con el nacimiento del estado de la Iglesia. Carlo Magno fue coronado por Leon III en la Navidad del año 800. Su coronación no fue en San Juan de Letrán sino en la basílica de San Pedro, “piedra” tanto de la Iglesia como del nuevo imperio.
El edificio que alberga la basílica hoy en día fue terminado de construir en el año 1626, durante el pontificado de Urbano VIII.
Cuando se habla de la basílica de San Pedro se menciona un periodo de construcción de aproximadamente 170 años, ya que el edificio se comenzó a edificar en el año 1454 por ordenes del papa Nicolás V. La peculiaridad de esta iglesia es que es una de las pocas iglesias que fueron construidas durante la época renacentista y que se mantuvo en construcción para los inicios del Barroco. El Italiano Donato fue el primer arquitecto encargado para la construcción de lo que fuese la basílica, recibió este encomendado por parte del papa Julio II. Tras la muerte del arquitecto Donato, la obra fue encargada a Rafael para la terminación de la iglesia. Con la llegada del papa Clemente, para el 1527, se produjo un saqueo en toda Roma, donde las plantas de las basílicas fueron destruidas.
Más tarde, después de la muerte del papa Clemente, se nombra a Paulo III como su sucesor, el cual le otorgo el privilegio al arquitecto Antonio de Sangallo el deber de culminar la basílica. En los siglos que prosiguieron, el último arquitecto que trabajo en el proyecto fue Bernini, al cual se le debe la proyección de las dos torres laterales de la iglesia. Este último también levanta la plaza de San Pedro a su frente.
La Basílica de San Pedro tiene una capacidad para 20.000 personas. Mide 190 metros de longitud y la nave central tiene 46 metros de altura. La cúpula alcanza una altura de 136 metros.
Entre las obras de arte que se pueden encontrar en su interior destacan el Baldaquino de Bernini, La Piedad de Miguel Ángel y la estatua de San Pedro en su trono. Esta última tiene el pie derecho desgastado por los besos de los fieles.
Una de las cosas que más llaman la atención de la basílica es su increíble cúpula. Fue iniciada por Miguel Ángel, Giacomo Della Porta continuó con el trabajo y Carlo Maderno la remató en 1614.
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