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Barrio inspirador donde los haya, necesitarás más de una vida para conocerlo. Tapias encaladas, maquilladas de yedra y buganvilla, derroche de exuberancia y colorido por doquier, sabor a raíces moriscas jamás desenterradas que constantemente provocan una regresión al pasado. Todo esto y mucho más es sinónimo de Albaicín.
También, cuando hablamos de Albaicín, estamos hablando de uno de los barrios más antiguos de la ciudad que, junto con la Alhambra y el Jardín del Generalife, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.
Tuvo su mayor esplendor en el periodo nazarí, y de ahí que mantenga el intrincado tejido urbano de la época a través de estrechas callecitas que se extienden desde la parte más alta de San Nicolás hasta los márgenes del río Darro y donde los tradicionales cármenes rodeados de lujo con sus pequeños huertecitos interiores mantienen vivo ese hermoso enrevesado digno de admirar desde las alturas.
Antiguo arrabal árabe, de fuerte influencia morisca, fue el lugar donde se instauró la primera corte musulmana en el siglo XI, la zirí.
Comenzó a poblarse en época íbera, pero no fue hasta la llegada de los bereberes ziríes cuando la ciudad, abandonada desde el final del Imperio Romano, se rodeó de murallas creándose la Alcazaba Cadima, de la cual hoy se conserva la parte norte y que recorre no solo el barrio del Albaicín sino también el del Sacromonte.
La fundación del reino Zirí, allá en el año 1013, dio comienzo a la Granada musulmana. Pero tras la conquista por los Reyes Católicos, la población musulmana pasó a habitar las calles del Albaicín. Sin embargo, las constantes sublevaciones de esta población obligaron a los reyes a expulsar a los practicantes de la religión musulmana. Y así las mezquitas fueron destruidas y en su lugar se levantaron iglesias católicas, del mismo modo que las casas de los moriscos fueron abandonadas y habitadas por los cristianos ricos dando lugar de este modo a la formación de los tradicionales y suntuosos cármenes, casas típicas granadinas rodeadas de jardines y belleza, protegidas del exterior por altos muros encalados y adornadas en su interior por pequeños huertos y árboles frutales.
Fue característico en este barrio la canalización y distribución del agua potable a través de aljibes, de los cuales se han podido evidenciar unos 28, como el Aljibe de San Nicolás, situado en la plaza del mismo nombre, o el Aljibe del Rey, el mayor de los aljibes musulmanes de Granada localizado también en el corazón del Albaicín, entre la muralla zirí y la Placeta del Cristo de las Azucenas. Sin embargo, la mayoría de los aljibes visualizados se encuentran en desuso.
Pasear por el barrio del Albaicín es sinónimo de diversidad cultural, artística y monumental. Imprescindible dejarse atrapar por la belleza y peculiaridad de la popular Carrera del Darro, deteniéndose unos instantes a visitar los magníficos y perfectamente conservados baños árabes del Bañuelo; fotografiarse junto a los restos de la Puerta de Elvira, principal acceso a la ciudad de Granada en la época musulmana y de la que hoy solo se conserva su arco exterior; caminar por el Paseo de los Tristes, uno de los lugares con más historia de la ciudad y cuyo aroma a fusión entre lo contemporáneo y el pasado es inconfundible; o disfrutar de una de las mejores vistas de la Alhambra y toda su Sierra Nevada al fondo desde el Mirador de San Nicolás, y cuya imagen quedará grabada en la retina del turista para siempre si escoge como momento más idóneo del día para apreciar la belleza del conjunto monumental las horas del atardecer bajo su luz azafranada.
Enamorado de los viajes y fotógrafo aficionado. Mi pasión es viajar, pero siempre acompañado de mi cámara. Como unión de estas dos cosas nació Viajeros por el Mundo!
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