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La Iglesia de Santa Devota es el reflejo de una leyenda vívida en Mónaco. Se dice que en el lugar fue enterrada la joven que no renegó de su fe cuando fue perseguida por el gobernador romano Dioclitiano.
Fue construida antes del año 1070 como una pequeña iglesia en el valle Les Gaumates. Fue en el año 1075 que pasó a la jurisdicción de la abadía benedictina de Saint-Pons. Con los siglos fue protagonista de varias restauraciones, en especial en los siglos XV, XVII.
El Príncipe Carlos III quien reinó Mónaco desde el año 1856, fue quien ordenó construir la Iglesia de Santa Devota como se la conoce en la actualidad. Es también el creador del Casino de Montecarlo y de otros emblemáticos lugares del principado.
Es el lugar de veneración a la Patrona de Mónaco. Todos los 26 de enero se realiza la quema de una barca para recordar a la joven que fue sacrificada en el lugar y que protege a los lugareños. Esta tradición se lleva a cabo desde el año 1924 cuando el Príncipe Luis II autorizó la primera celebración.
La joven fue capturada en la persecución cristiana y el gobernador había enviado quemar su cuerpo. Sin embargo, un grupo de cristianos decidió salvar el cuerpo y para evitar su cremación lo subieron a una barca que saldría camino a África. Se cuenta que una fuerte tormenta atosigó a los navegantes que, de manera milagrosa, fueron conducidos hasta el valle por una paloma que salió de la boca de la joven devota. Allí quedaron varados y a salvo.
A partir de esa fecha los católicos comenzaron a visitar el lugar y a rendir sus honores a la santa devota que retribuía con milagros. No faltó quien, por avaricia robó las reliquias que se encontraban allí con la intención de ganar beneficios propios a cambio. Una vez más, fueron los pescadores los que protegieron a su santa persiguiendo al ladrón y quemando su barca como muestra de sacrilegio.
Los habitantes del Principado de Mónaco dan fe de su capacidad protectora y los argumentos se presentan con diferentes momentos y hechos de su historia. Uno de los más mencionados hace referencia a la Guerra contra los Genoveses y Pisanos. Aseguran que la Santa Devota tuvo una aparición dándoles seguridad a los monegascos a quien les prometió protección divina.
La Iglesia Santa Devota se vincula directamente a los príncipes, quienes la patentaron de manera oficial en cada capilla del Principado. Ha sido inspiración para obras literarias y es el centro de los oratorios católicos. Por otro lado, las damas que se entregan al matrimonio suelen regalar su velo a la Santa Devota.
La Iglesia de Santa Devota se encuentra muy cerca del centro de Montecarlo. Se puede llegar en:
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