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La Cueva de Altamira es considerada la Capilla Sixtina del Arte Paleolítico. Se trata de una cavidad natural en la roca en la que se conserva uno de los ciclos artísticos más importantes de la prehistoria. Declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 1985. Forma parte del conjunto Cueva de Altamira y Arte Rupestre Paleolítico de la Cornisa Cantábrica.
Fue descubierta en 1868 por Modesto Cubillas, sin embargo, no fue sino hasta el año 1875 que Marcelino Sanz de Sautuola la estudió a fondo. Durante las excavaciones, María, la hija de Sautuola, se adentró más allá en la cueva y descubrió los famosos policromos. En el año 1880 Marcelino dio a conocer los resultados de sus investigaciones en la cueva, originando una famosa polémica en relación a lo auténtico de las pinturas.
A finales del siglo XIX en Francia se hallaron nuevos conjuntos rupestres asociadas a los hallazgos paleolíticos de Altamira. Esto provocó que la cueva fuese reconocida por la comunidad científica en 1902. A lo largo del siglo XX la cueva ha sido excavada e investigada por los principales prehistoriadores de cada época.
La cueva de Altamira tiene unos 270 metros de longitud. Tiene una estructura sencilla formada por una galería con escasas ramificaciones y termina en una larga y estrecha galería. La humedad del aire se mantiene constante durante todo el año con valores entre 13 y 14 º y 94-97%.
Las pinturas y grabados de la cueva pertenecen al período magdaleniense (más de 14.000 años atrás) y Solutrense (18.000 años atrás). Y algunos otros al gravetiense y auriñaciense, esto según ciertas pruebas utilizando series de uranio.
Esto demuestra que la cueva fue utilizada hace unos 35.600 años hasta hace 13.000 años cuando por culpa de un derrumbe la entrada principal quedó sellada. La sala de los policromos es sin duda el panel más conocido del arte paleolítico mundial. Contiene un gran conjunto de bisontes y grabados. Junto a ellos hay una gran cierva y dos caballos.
También aparecen en la sala varios caballos y bisontes en negro y un gran conjunto de grabados con ciervos y varios antropomorfos. En la sala central y las galerías del interior son muy frecuentes los grabados naturalistas representando sobre todo ciervos y caballos. En la sala conocida como cola de caballo destacan las máscaras realizadas aprovechando las protuberancias de la roca.
La Cueva de Altamira contiene santuarios de varias épocas. Los más antiguos son los del interior de la cavidad que van desde el Solutrense Superior al Magdaleniense Arcaico.
El estilo de gran parte de sus obras se enmarca en la denominada escuela ‘franco-cantábrica’ caracterizada por el realismo de las pinturas representadas. Contiene pinturas policromas y grabados de pinturas rojas, negras y ocres que representan animales, figuras antropomorfas y algunos dibujos abstractos.
Ubicación:
La Cueva de Altamira está ubicada a 2 km del municipio cántabro de Santillana del Mar, dentro del Museo Nacional y Centro de Investigación Altamira.
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