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Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete” nació en el castizo barrio de Santa Marina, en la ciudad de Córdoba, y se alzó como unos de los toreros más ovacionados en los ruedos.
Constituido como uno de los califas de Córdoba, Manolete consiguió el palmarés de la cima de los toreros en 1940. De larga casta de toreros, Manolete tomó la alternativa en la sevillana plaza de la Maestranza. Desde entonces, su arte llenaba plazas y acumulada ovaciones hasta que en el fatídico mes de agosto de 1947, tuvo el infortunio de ser corneado por un toro de manera mortal.
Tal fue la admiración que suscitó el diestro que la ciudad de Córdoba, su ciudad natal, clamó realizar un homenaje a Manolete; el mejor torero que había dado la tierra.
En mayo de 1948 el Ayuntamiento inaugura un busto del torero en la plaza de la Lagunilla, donde éste vivió durante una larga temporada.
Sin embargo, el pueblo cordobés tenía la sensación de insatisfacción, pues sentía que el homenaje era insuficiente para un grande del toreo como fue Manolete. Por esto el Ayuntamiento abrió una suscripción pública para costear el mismo y como no dió los frutos deseados, se promovió una corrida de toros benéfica para esta causa. La corrida tuvo una recaudación total de 800.000 pesetas.
Tras un concurso de proyectos expuesto en la Sala de Arte Municipal, el jurado eligió al escultor Manuel Álvarez Laviada para la realización de la estatua conmemorativa. El 8 de mayo de 1956 fue inaugurado el monumento a Manolete como lo conocemos hoy en día, situado en la Plaza del Conde de Priego 1.
El califa fue venerado con una escultura compleja de amplias dimensiones en la que el diestro está representado y rodeado de dos hombres con caballo.
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