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La Posada del Potro, lugar de pernoctación de viajeros y comerciantes, estuvo abierta como alojamiento hasta el siglo XIX y a ello debe su nombre.
El aumento del comercio en la plaza del Potro propició la aparición de mesones, posadas y tabernas que daban servicio a multitud de feriantes, viajeros y comerciantes. Para dar alojo a esta afluencia de gente apareció, en el número 7 de la misma plaza, la Posada del Potro. La Posada llegó a albergar a a personajes históricos como Miguel de Cervantes, quien inmortalizó este lugar en su obra más conocida: Don Quijote de la Mancha.
Situada en la plaza con la que comparte nombre, la Posada del Potro cumple con el patrón de las típicas casas de vecinos de los siglos XIV y XV. En la estancia podemos encontrar un amplio patio interior alrededor del cual se distribuyen las diferentes habitaciones. Con dos alturas, la planta alta consta de un barandal de madera en todo el perímetro que resalta con el blanco de sus paredes encaladas.
Cuando el auge de la zona económico disminuyó, la Posada del Potro pasó a usarse como “corral de vecinos” hasta mediados de los 70, cuando el Ayuntamiento de Córdoba compró este edificio para su uso público. En primer lugar, este enclave fue usado como sede de diferentes organismos culturales, hasta que en el 2005 el consistorio local lo transformó Casa Museo de Antonio Fernández “Fosforito” figura universal del flamenco, pasando a llamarse Casa del Flamenco de Córdoba.
En la actualidad, este emplazamiento es testigo de multitud de actos para la producción y difusión del flamenco y acoge a jóvenes promesas de este baile a través de los ciclos Matinales Flamencas.
Enamorado de los viajes y fotógrafo aficionado. Mi pasión es viajar, pero siempre acompañado de mi cámara. Como unión de estas dos cosas nació Viajeros por el Mundo!
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